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Morir o perderlo todo para huir de Ciudad de Gaza: "El 99% no tiene el dinero y ya no sabemos qué es un lugar seguro"

  • Un fotoperiodista palestino relata la huida desesperada de los civiles ante la ofensiva israelí en la capital
  • El precio de desplazarse al sur se ha triplicado en la última semana y se ha convertido en casi imposible
  • DIRECTO: sigue la última hora de la masacre en Gaza
Morir o perderlo todo para salir de ciudad de Gaza
HAMDY SIDO Vista de los destrozos en ciudad de Gaza por los ataques israelíes.
EMILIA ARIAS DOMÍNGUEZ
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A sus 35 años, Hamdy Sido ha tenido que afrontar la pérdida de 19 familiares asesinados por el Ejército israelí en solo 24 meses. Ahora, a punto de cumplirse dos años de ofensiva israelí, relata el periplo que supone huir de las bombas por los ataques en la capital gazatí que se mantuvieron el sábado a pesar de los avances hacia la paz. "En Ciudad de Gaza la situación ahora es apocalíptica, los bombardeos no se detienen ni un minuto, los tanques han llegado al corazón de la ciudad. La gente se desplaza hacia el sur solo con la ropa que llevan puesta y tendrán que dormir en las calles durante días hasta conseguir una tienda de campaña", relata a RTVE a través de mensajes, fotografías, vídeos y notas de voz que envía por WhatsApp y que dan fe del estruendo de los drones durante su desplazamiento forzoso.

El coste de trasladar a una familia del norte al sur ha superado los 2.000 dólares (unos 1.700 euros al cambio), mientras que una tienda de campaña cuesta alrededor de 1.000 dólares (852 euros). "El 99% de la población de la Franja no dispone de esas cantidades, por lo que se ven obligados a vender los muebles de sus casas para huir con sus hijos de la muerte. Ahora necesito sacar al resto de mi familia del norte de Gaza e intentar conseguir tiendas de campaña para ellos aquí", cuenta. Ha abierto una página de Gofund para conseguir fondos y ayudar a su familia.

Pagó 1.000 dólares al conductor del camión para que les llevara a Jan Yunis, a 24 kilómetros. En una semana, los gastos de su viaje se han triplicado por el elevado número de desplazados y la escasez de medios de transporte. A ello se suma la dificultad de conseguir gasolina, salvo a precios muy altos, y lo que el periodista llama el "aprovechamiento de algunos codiciosos" que explotan las circunstancias de la gente imponiendo costes muy elevados. "La alternativa a pagar esos precios es quedarse y morir en Gaza", admite. Ahora vive en una tienda pequeña, deteriorada y rasgada en un terreno cerca de un campo de refugiados. El espacio es muy reducido y la privacidad, casi inexistente.

"Mucha gente elige la muerte porque, simplemente, no pueden salir"

Para tratar de ponerse a salvo, la gente se traslada en coches, una opción muy cara, en carros tirados por animales o caminando. Muchas personas pasan la noche al raso hasta que encuentran un lugar donde ser acogidos. Hamdy cuenta que hay niños que han huido solos. "El número de huérfanos en Gaza ha aumentado mucho. Hay familias enteras borradas del registro civil. Queda solo un niño o una niña y se ven obligados a salir solos y soportar el camino como pueden".

La noche anterior a su desplazamiento, llegaron drones y lanzaron bombas sobre sus cabezas. "Fueron momentos aterradores, grabé algunos. Niños y mujeres gritaban y no sabíamos qué hacer. Fue una última advertencia para que nos marcháramos", recuerda.

Hamdy Sido, junto a sobrinos

Hamdy Sido, junto a sobrinos HAMDY SIDO

Hace diez días que Israel ordenó el desalojo de la capital de la Franja de Gaza para dar comienzo a una invasión terrestre con "una fuerza sin precedentes", según el Ministerio de Defensa israelí. El sábado, sin embargo, el Gobierno de Benjamín Netanyahu dio la orden al Ejército de pasar a operaciones defensivas, según los medios israelíes. Allí quedan medio millón de personas, según Israel, y más del doble según otros organismos internacionales, que sitúan esa cifra en torno al millón de personas.

Sido describe la situación como catastrófica. "No hay lugares disponibles en el sur y el transporte es muy caro. Mucha gente elige la muerte porque, simplemente, no puede salir".

Exhausta y hambrienta, la población de la ciudad ya no sabe cómo salir. Sin dinero, víveres ni medios de transporte, quedarse a esperar a los tanques ha sido la decisión de muchas familias. Con el ruido incesante de los drones, los bombardeos constantes, ataques indiscriminados y muy pocas infraestructuras útiles, Hamdy Sido y su familia decidieron irse, aunque ya no saben si existen los llamados "lugares seguros".

Quince desplazamientos en dos años

Hamdy Sido se casó con su novia Amal un mes antes del 7 de octubre de 2023. Habían preparado la casa de sus sueños, pero han tenido que desplazarse 15 veces de una zona a otra. Al inicio de la ofensiva israelí no permanecieron en un mismo lugar más de un mes. Había vuelto a ciudad de Gaza, pero encontraron su casa quemada y destrozada. Entonces, Israel anunció su asedio. Y de la noche a la mañana, su calle, que solía estar llena de vida y de gente, se convirtió en una escena de película apocalíptica. "Nadie caminaba por ella, salvo algunos transeúntes que cargaban en la espalda lo poco que podían llevar. Fue una escena aterradora y, lamentablemente, repetida; ya la había visto pero esta vez fue más violenta y dura", rememora.

Cuando los tanques empezaron a acercarse, el fotoperiodista escribió este mensaje: "Han empezado a acercarse a mi barrio, los drones cuadricópteros no paran de disparar en las calles llenas de gente. Hay bombardeos de artillería sin cesar y las casas están siendo destruidas. Nos han dado la orden de evacuar hacia el sur. Pero la mayoría de la gente no puede pagar una tienda de campaña ni el transporte de sus cosas en coche. No sé cuándo terminará esta pesadilla ni qué haré con mi familia aún".

"Morimos cada día", claman las familias palestinas en Gaza mientras hospitales colapsan por los ataques israelíes

Cuando piensa en su día a día, lo describe como una "forma concentrada de sufrimiento": buscar comida y agua potable. Llevan dos años sin electricidad, con temperaturas altas durante el verano y bajas en el invierno. Los mosquitos añaden sufrimiento en calles inundadas de basura y aguas residuales.

Su hermana dio a luz hace semanas y dar de mamar a su criatura con el estómago vacío "es una tortura". Vive a base de lentejas y falafel. No hay carne, pescado ni pollo. La leche solo se encuentra a precios altísimos. "Una sola lata de fórmula puede costar entre 50 y 100 dólares. Un pañal ahora cuesta más de 5 dólares", relata. Eso significa que un bebé necesita entre 20 y 30 dólares en pañales al día. "Las madres y los niños en Gaza sufren de forma terrible, y cada día, el círculo de sufrimiento se hace más grande e insoportable", explica.

Sin un lugar seguro

Con todo, la familia Sido ha podido salir de Ciudad de Gaza. Su hermana menor se desplazó a Deir al Balah, mientras que la mayor permaneció en la capital. Hace unos días, cuenta, se produjo una masacre en la calle donde vive, en la que más de 15 personas fueron asesinadas durante un bombardeo contra un camión de agua. "Me preocupé mucho por ella porque no contestaba al teléfono, pero después de dos horas logré hablar con ella. Me dijo que estaba bien, pero que no podía marcharse porque no tiene tienda ni dinero para desplazarse".

El viaje del periodista fue un periplo difícil y agotador, y dejó una escena grabada en su memoria para siempre: la despedida de su hermana. "Ella insistió en despedirse de nosotros antes de que bajáramos al sur. Pedimos al conductor del camión que se detuviera un momento cerca de su casa; bajó con su hija para despedirse. Luego nos separamos entre lágrimas. Fueron momentos muy duros", recuerda.

Él es consciente de que, a pesar de los riesgos, no tiene otro sitio donde ir. "Ayer mismo pasaron drones sobre mi tienda, y cada mañana escuchamos disparos y proyectiles, algunos pasan justo sobre nuestras cabezas. Pero, lamentablemente, no tenemos otro lugar a donde ir". Hamdy desconfía del plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para Gaza, pero admite que lo aceptarían si detiene los asesinatos. "No porque sea bueno, sino porque estamos en una situación muy grave y esto nos obliga a aceptarlo, aunque sea desfavorable".

Este periodista y fotógrafo, visiblemente más delgado que en sus antiguas fotos de Instagram, se ha mantenido alejado del fotoperiodismo durante la ofensiva. Solía centrarse en captar la belleza de su tierra, pero ahora dice que parece haber muerto bajo los escombros. "Sus calles, ese mar que ahora se nos prohíbe y sus gentes. A veces creo que estas fotos son todo lo que nos queda de Gaza. Los únicos testimonios de que un día tuvimos una vida hermosa aquí", lamenta.