José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, fue proclamado rey de España en 1808. Llegaba con la fama de reformista tras su experiencia en Nápoles, donde había abolido el feudalismo y reorganizado la Hacienda. Pero en la península fue recibido con frialdad: se le veía como un monarca impuesto y ligado a la ocupación militar francesa.
En ese clima conservador, la Iglesia y los pasquines lo retrataron como un rey dado al juego y a la bebida. Una serie de anécdotas en La Rioja y, sobre todo, sus decretos que liberalizaron la producción y venta de naipes y aguardientes dieron alas al apodo de "Pepe Botella”.
La paradoja es que José apenas bebía vino, mientras en España tabernas y partidas de cartas eran parte esencial de la vida social.
Tras huir en 1813, paso parte de sus últimos años en Estados Unidos, rodeado de arte expoliado y de una importante bodega de vinos.