Una semana inolvidable en Lanzarote


¿Quién dijo que la jubilación es para estar en casa viendo la tele? Si algo hemos demostrado los antiguos compañeros de RTVE es que la verdadera aventura comienza cuando cuelgas el micrófono y agarras la maleta. Así arrancó nuestro viaje a Lanzarote, unos cuantos mails cruzados con nuestra compañera Pilar y todo organizado.
Magnifica elección viajar a aquella isla, es un sueño hecho realidad por César Manrique, artista que fue diseñando la isla fundiendo sus construcciones con el especial e inconfundible paisaje lunar, cuajado de cráteres y multicolores terrenos de piedras rojizas, azuladas, verdosas... Inmensas, bellas, salvajes y naturales playas…
Desde el momento en que pisamos el aeropuerto de Arrecife, el espíritu del grupo se encendió. Las maletas salieron tarde, suficiente para darnos tiempo de empezar con las bromas: “¡Ya verás cómo el equipaje acaba en Tenerife y nosotros en La Graciosa!”. Por suerte, todo llegó a tiempo, aunque mi maleta sin su candado de cierre, pero afortunadamente con todo su contenido. El primer brindis fue en el hotel donde nos alojamos en Costa Teguise, con una copa de malvasía volcánica en la terraza de su piscina disfrutando de una refrescante y deliciosa brisa que hizo de las “suyas” arrancando mi “pamela” de la cabeza; salió rodando con las carreras de unos y otras tratando de alcanzarla; fue inútil, acabó en la piscina, un poco de sol y quedó medio bien. Y la aventura comenzó…
Timanfaya. Visitar el Parque Nacional de Timanfaya fue una experiencia casi cinematográfica. Parecía que por aquel terreno volcánico en cualquier momento saldría un dinosaurio o algún ser extraterrestre. Finalmente, en su lugar, aparecieron los dromedarios que esperaban que algún intrépido subiera sobre su giba y hubo algún valiente que casi consiguió apoyarse en la silla de alguno de los que reposaban en el suelo, acompañado por aplausos de los acompañantes.
Experiencia increíble el espectacular recorrido en autocar de la ruta de los volcanes por un terreno lleno de abismos, demostrando su conductor una pericia asombrosa, hasta llegar al islote de Hilario donde la explosión termodinámica de los geiseres que le rodean nos dejaba boquiabiertos con sus imponentes chorros espumosos y ardientes provocados por el choque del agua al verterse en sus cráteres, nos explicaron que la tierra alcanza temperaturas de más de 300 grados a 10 metros de profundidad. Muy curioso y tremendamente imaginativo el restaurante “El Diablo”, espacio que mimetiza con el entorno y cuyo horno aprovecha el calor de la tierra para cocinar una deliciosa carne a la brasa. Inolvidable recorrido.
César Manrique y las voces del pasado. La Fundación César Manrique nos emocionó más de lo esperado. Muchos lo recordaban de antiguos programas, reportajes, entrevistas y sobre todo coberturas de programas de exploración submarina. Alguien comentó: “¡Mira, ese mural lo grabamos por los años 90 para un especial de cultura!” Nos sentimos parte del legado de la isla, como si RTVE también hubiera dejado allí una huella invisible. Una nube de nostalgia recorrió al grupo de veteranos…
Visita a los Jameos del Agua y Cueva de los Verdes, primer Centro de Arte. Están situados en un espacio natural originado en el interior de un tubo volcánico con un lago subterráneo habitado por cangrejos ciegos y vegetación canaria, cueva abovedada que forma un auditorio natural con acústica privilegiada que hace posible la celebración de magníficos conciertos, experiencia vivida por compañeros no hacía mucho tiempo. César Manrique supo transformar el entorno y realzar aún más su belleza natural aprovechando la potencialidad del recorrido del tubo con sus recursos creativos tan empatizados con la naturaleza de la isla. Está declarado sitio de interés científico y bien de interés cultural. No faltaron las compras de productos de Aloe Vera en una de sus fincas, ni las vistas desde el Mirador del Río.
Excursión lúdica a Isla Graciosa. La excursión a Isla Graciosa fue un total éxito de disfrute, risas y placeres acuáticos y de navegación…, cada uno de los compañeros del grupo tiene algo que guardar en su memoria, como un tesoro, de los ratos agradabilísimos que juntos o por separado vivimos. Salimos desde Órzola al norte de Lanzarote donde subimos al barco y durante una media hora disfrutamos de la travesía contemplando los acantilados y el intenso azul del mar… Llegamos a la capital con sus calles de arena, casas blancas y ambiente tranquilo y acogedor. Hubo de todo: recorrido en todoterreno, baños estupendos divertidos y soleados. El regreso al atardecer nos hizo pensar en un paisaje único y poco masificado, digno de conservar con tanto acierto y cuidado como César Manrique ha ido desarrollando a lo largo de su vida en la isla.
Visita a La Geria. Visitamos una bodega en La Geria y, entre catas y risas, alguien empezó a cantar una vieja sintonía de programas infantiles. En cuestión de minutos, todos coreábamos canciones de programas que habíamos compartido, o trabajando, o desde casa a través de la “pequeña pantalla”. Hubo mucha emoción . por lo vivido, por lo que fuimos y por lo que aún somos: un equipo de RTVE. Creo que influyó mucho en las emociones la calidad del rico vino de estos peculiares viñedos.
Muchos ratos de relax por las playas de Puerto del Carmen, Playa Blanca, El Papagayo con un acceso un poco dificultoso, pero con sus calas salvajes y naturales. La de Bastian y la de Jablillo, cercanas al hotel donde nos alojamos. La playa de la Cuchara, la de las Mujeres con placenteras piscinas naturales. Todas ellas con aguas transparentes y de un bello azul verdoso.
EL REGRESO. La vuelta fue tranquila, y la sensación de los lugares visitados despertaban el deseo de seguir viajando, no queríamos separarnos, el reencuentro con los compañeros y las conversaciones que parecían detener el tiempo, la alegría de comprobar que manteníamos la complicidad de siempre, provocaba que se hablara de “la próxima”, y así volamos de vuelta, con el corazón lleno, la piel un poco más morena, y una libreta llena de apuntes porque, aunque estemos jubilados, seguimos escribiendo historias como esta, la de nuestro viaje a Lanzarote. Esto no es un adiós..., es un hasta la próxima.