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Tomás Páramo, influencer y autor de 'Si supieras quién soy': "Somos esclavos de la tecnología y del qué dirán"

  • El influencer presenta en Tras la tormenta su segundo libro, el más íntimo y personal, Si supieras quién soy
  • En él se sincera sobre su experiencia personal en la búsqueda del bienestar emocional y la salud mental

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Dos personas, una mujer con camisa blanca y chaleco marrón, y un hombre con chaqueta marrón oscura, posan juntas en una calle frente a un edificio claro con detalles arquitectónicos.
El influencer Tomás Páramo presenta en 'Tras la tromenta' su libro 'Si supieras quién soy'. EUROPA PRESS

Sabemos muchas cosas de Tomás Páramo. Que nació en Madrid en febrero de 1996. Que tiene 29 años, tres hijos, una relación idílica con su mujer, la instagrammer María García de Jaime, y una empresa de moda que gestionan juntos. Que le apasiona el deporte, que escribe y que es influencer. Que le gusta viajar, pasar tiempo con su familia y que entre sus amigos están María Pombo o Victoria Federica. También que la fe y la religión son pilares de su vida y que ha estado en la frontera de Ucrania, ayudando.

Todo eso lo sabemos. Lo hemos visto en sus redes. Le hemos dado like, incluso le hemos comentado como si le conociéramos de siempre. Pero, ¿lo hacemos? ¿Lo conocemos de verdad? ¿Es lo mismo saber que conocer?

Le etiquetamos. Literalmente y en sentido amplio. En Instagram y en la vida. Como a tantas otras personas, le colgamos etiquetas como quien aplica un filtro: rápido, automático, superficial. Que si afortunado, que si currante, que si pijo, que si jeta, que si egocéntrico. Cada uno las suyas. Da igual. Nos basta una imagen, un par de reels, tres stories. Y ya. Prejuicio listo. Clasificado. Y, a partir de ahí, no suele haber marcha atrás.

Tomás lo sabe bien. En su libro, Si supieras quién soy, que presenta en Tras la tormenta, lo demuestra. Se abre en canal. Sin postureo. Sin filtros. Habla de su ansiedad, de su terapia, de sus miedos, inseguridades y dolor. Porque no, el dolor no distingue entre quien tiene miles de followers y quien apenas llega a la centena.

"Nunca es oro todo lo que reluce. Detrás de una vida perfecta hay mucho sufrimiento y mil fracasos. He conocido a muchos de mis ídolos, gente a la que se le encasilla en una vida perfecta, y también he visto sus miserias. Todos las tenemos. Parece que porque alguien sea público carece de sufrimiento. No es así", le cuenta a Cristina Hermoso de Mendoza.

Por muchos "me gustas" que consigas, solo hay uno que realmente importa: el tuyo. Y ese suele ser el más difícil de conseguir. Ni el marketing, ni los códigos de descuento, ni los halagos o los aplausos lo garantizan. Nada convence. Porque con las necesidades más que cubiertas, hasta disfrutando de lujos, uno puede sentirse vacío por dentro.

"Todo el mundo relaciona tener cierta comodidad material y económica con estar bien. Pero hay cosas que se escapan de eso", apunta Páramo.

El miedo, la ansiedad, el estrés, la tristeza, la angustia no entienden de clases sociales. "Que puedas gozar de cierta comodidad ayuda, pero hay mucha gente que no la tiene y que está mucho mejor que tú. No es algo que tenga que estar directamente relacionado", opina el influencer.

Y tampoco es algo que sea visible. Es lo que tienen los problemas de salud mental. No sangran, pero duelen. Y si no se curan, supuran. A todos los niveles. "Son heridas que no se ven. El problema es que lo que no ves, realmente es lo que más duele", asegura Páramo.

A veces confundimos visibilidad con invulnerabilidad. Y no. Las redes muestran, pero no explican. Y las personas vemos, pero no siempre entendemos. "Todos los que estamos públicamente expuestos decidimos qué queremos comunicar y cómo", dice. Se corta, se retoca y se decide que exponer y, lo más importante, qué no exponer.

"Por muy natural que quieras ser, al final no estás mostrando tu verdadera realidad. En la pantalla todo está pensado y programado. Solo la relación cara a cara permite que te conozca la gente", afirma Páramo. El resto, es una "careta de hierro".

"Todas las cosas que escondes o que no enseñas son tus complejos y debilidades. Y eso se combate con la careta que muestras. Sin embargo, llega un momento –añade–, en el que esa careta pesa tanto que no puedes llevarla más". Pero tampoco quitártela.

"Te conviertes en personaje de muchos y te olvidas de quién eres. Es una pena que la gente piense que soy así, que soy esto o que pienso aquello", lamenta. De hecho, a él una de las cosas que "más le ha pesado y condicionado" ha sido el personaje que esas personas que no le conocen le han construido.

Por eso, hoy, Tomás Páramo intenta vivir desde otro lugar. Más lejano pero más libre. Más suyo. "Me doy cuenta de que en la sencillez de mi vida de siempre, con mi familia y amigos, está mi verdadera alegría. Es donde soy, donde quiero ser y donde disfruto", desvela.

La fe y la religión: un pilar en la vida de Tomás

Un cambio de rumbo que también tiene que ver con su fe. "En uno de los momentos más difíciles de mi vida, me enfadé con Dios. Me alejé. Luego quise regresar, pero el orgullo no me dejaba", relata el influencer.

Sin embargo, no se dio por vencido. Volvió a terapia y trabajó en sí mismo. "Decidí enfrentarme al dolor desde el amor y no desde el odio. Entendí que para perdonar a otros, antes tenía que perdonarme a mí. A veces el daño que sentimos nace de las propias heridas de quien nos lo hizo. Todos llevamos historias detrás", confiesa.

No recomendado para menores de 7 años Informe semanal - La fe en España, ¿menos es más?
Transcripción completa

El silencio y la penumbra

se han apoderado de este inmenso caserón centenario.

Desde hace casi 4 siglos

es parte del paisaje del centro histórico de Teruel.

El mutismo de sus paredes y pasillos nos hablan,

nos transporta a otra época,

cuando eran perceptibles los pasos de las sandalias

y el vaivén de los hábitos de las carmelitas descalzas.

Hace más de tres años

que no se escuchan las voces de los coros a laudes o maitines.

Es un convento cerrado.

En tres meses, se decidió el cierre del convento.

"Yo he conocido el convento lleno.

Y en muchos años ya con 17, con 18, 20

y últimamente quedamos las siete seis que vinimos.

Y con eso ya se cerró la comunidad".

Son muchos los conventos y monasterios

que se ven obligados a echar el cierre por falta de vocaciones,

y por la avanza edad de sus inquilinos.

Uno de los síntomas, solo uno más,

de que el catolicismo está cada vez menos presente en nuestra sociedad.

Venimos de un momento político religioso

que ha sido bastante, diríamos, un periodo oscuro

del cual todavía no hemos salido del todo,

pero, sí que estamos en un momento de cambio muy importante.

"Ser creyente ya no se define como se hacía anteriormente

a través del nacionalcatolicismo".

"España católica lo ha dejado de ser hace mucho tiempo.

Pero, tendríamos que entender qué significa España católica".

"Es decir, que al final, queramos o no,

nuestra forma de pensar, nuestra historia,

está profundamente impregnada de cristianismo.

Pero, es verdad que en cuanto a la práctica,

la pertenencia a la vida de la Iglesia,

hoy, la mayoría de los españoles no pertenecen a la Iglesia".

Hoy en España se declaran católicos, según datos del CIS,

el 52 % de los españoles.

La cifra más baja de la historia,

si tenemos en cuenta que hace 5 décadas

los creyentes superaban el 90 %.

50 años en los que los no creyentes, agnósticos o ateos,

han pasado del 8 al 44 %.

"Yo, por ejemplo, que tengo un perfil más científico,

está claro que no me convence lo que promueve.

Y sí que es cierto que se ha quedado un poco desfasados,

creo en general con la ciudadanía.

No lo sé, la verdad que tampoco me interesa mucho.

"Yo creo no sé, que las creencias,

y un poco las ideas que se tienen hoy en día,

pues son diferentes.

Hemos evolucionado de muchas cosas, gracias a Dios, no se

¿ sobre todo gracias a Dios? si, jaja...

"Se me ha quedado de toda la vida

Por ejemplo, los últimos datos del Vaticano

muestran que la Iglesia Católica en el mundo está creciendo,

sobre todo en África y en Asia".

Son las monjas africanas de las Clarisas de Marchena.

Cantan en Suajili.

Cantan y bailan al ritmo de los tambores de sus ancestros

de Tanzania, Mozambique o Kenia

de donde es precisamente su actual priora, la madre Ana María.

Llegó a España hace 24 años

y sucedió a la madre Inmaculada al frente de la comunidad.

Esta mujer, hoy muy mayor, arropada y mimada por las más jóvenes,

que son las que iluminan sus envejecidos ojos azules,

fue la que ideó revitalizar el convento con una hospedería.

Esta es ahora su principal fuente de ingresos.

Atienden a los forasteros que visitan Marchena por turismo,

o a grupos apostólicos que acuden a retiros religiosos.

Como todas las comunidades de vida contemplativa,

estos conventos o monasterios han sido hasta hace poco un misterio

para el resto de los mortales.

"No estamos entre cuatro paredes, no nos sentimos así

y no, y los que nos conocen más tampoco nos ven así.

Antiguamente era difícil atravesar estas paredes y, salvo el torno ?

para vender sus dulces

o las celosías que las separaba del mundo,

su clausura era prácticamente absoluta.

En este momento hay en España 712 conventos o monasterios

y casi 8 mil monjas o monjes.

Ellos dependen de los donativos y de su trabajo.

Los dulces o las obleas ya no tienen tanta aceptación.

De ahí que para poder mantenerse

las comunidades reinventan sus modos de vida.

Sacan unos mil euros al mes y en ocasiones,

Sacan unos mil euros al mes y en ocasiones,

como muchos otros conventos,

acuden al Banco de Alimentos para abastecerse.

En Teruel, el cierre de conventos

es un síntoma más de la España vaciada.

En la capital solo queda uno,

después del cierre de las Clarisas y las Carmelitas Descalzas,

separados por un muro.

El convento tiene tres plantas.

Y sótanos.

Y un huertecillo que no es muy grande,

pero que la tapia de la iglesia de las Clarisas deja un espacio

con todo el ventanal de nuestro convento.

Es un pasillo ancho,

Es el recuerdo imborrable de esta mujer

que ha pasado casi toda su vida

en estos cerca de 5 mil metros cuadrados,

ahora abandonados y a la venta.

Las seis monjas viven con sus hermanas

de la misma orden en Puzol y son ya 13,

y pronto llegarán otras 7 de Godelleta,

que también se han visto obligadas a cerrar su convento.

De un sitio u otro, todas sienten algo parecido.

"Creo que en ningún sitio hubiera sido tan feliz".

Estas monjas rompen cualquier estereotipo.

Son feministas, se sienten libres y creen que ha llegado el momento

de importantes cambios en la Iglesia.

"Es una sociedad humana, la Iglesia.

Es una institución humana

y todavía muchas sociedades son muy machistas,

pero, están cambiando las cosas.

Sí, están cambiando,

necesariamente tienen que cambiar y están cambiando.

Mira, yo no me siento llamada al sacerdocio,

no empiezo diciendo ah, ya, ya, ya, ya no me siento llamada,

tengo alguna hermana que sí, yo creo que llegará.

Conozco mujeres con muchas ganas de esto

y no ganas con vocación de esto, no?

Y yo creo que llegará.

El Papa Francisco está diciendo que, bueno,

que tenemos una Iglesia demasiado masculinizada

que y que es necesario cambiar.

Esta mujer es doctora en Teología

y da clases a futuros sacerdotes del Seminario de Valencia.

Algo impensable hasta hace muy poco.

"La Iglesia es un espacio femenino, es muy feminizado.

Tú entras a cualquier parroquia

y la mayor parte de personas que te vas a encontrar son mujeres.

En las Cáritas parroquiales las llevan casi todas las mujeres.

Sin embargo, es esto que llamamos el techo de cristal,

conforme comienza a haber cargos de representación,

de presencia o de decisión, las mujeres no aparecen.

Los números hablan solos.

De las 4160 comunidades religiosas de vida activa que hay en España,

las que se ocupan de colegios, hospitales

y atención caritativa o social 3000 son de mujeres.

Ellas son las tres cuartas partes

de los cerca de 33 mil religiosos que tiene nuestro país.

"Creo que sin mujeres no hay Iglesia.

Las mujeres en todo el mundo son mayoría.

En España también,

las que llenan las parroquias son mujeres

y sin embargo, son las que siguen aguantando que vivamos en una era,

en la sempiterna sociedad patriarcal

que especialmente se da en la Iglesia.

Ahora, afortunadamente,

hay muchas mujeres que están tomando conciencia".

"La gente piensa que el obispo manda más

y que una mujer pudiera ser obispo

significaría que está al mismo nivel de poder.

Pero, esto es no entender lo que es la Iglesia".

Esta presencia en la Iglesia

tradicionalmente la ha hecho un varón.

La Iglesia ha elegido un varón.

El Señor eligió a 12 varones como apóstoles

para hacer esta misión.

Y la Iglesia lo ha mantenido.

No es un campus universitario, es el seminario de Valencia.

Uno de los 70 que hay en España para 970 seminaristas,

una cifra que revela, también en este ámbito,

la falta de vocaciones.

Estamos en un seminario en el que en su momento

llegó a haber casi mil seminaristas, 900 y pico no?

Y ahora pues somos 50

y evidentemente es un número muy inferior.

Hay voces que sostienen

que el Papa Francisco está especialmente preocupado

por la formación que se da en España a los futuros sacerdotes.

De ahí que se reuniera el año pasado con los obispos españoles

y enviara a dos prelados uruguayos

para que hicieran un informe sobre estos centros.

Sin embargo, otras voces aseguran

que nuestro país ha hecho los deberes.

El Papa envía dos visitadores

a investigar la situación de los seminarios,

y no solo porque hay seminarios con pocos alumnos

que deberían cerrar.

Qué es lo que les ha hecho el Papa?

Entre otras cosas, sino por el modelo de formación

En el año 2016, desde la Santa Sede, El Vaticano,

propusieron un nuevo plan de formación

que recogía la experiencia de los últimos 30 años.

En España, fuimos pioneros,

fuimos de los primeros que cogimos ese plan de formación

y en el año 2019 aprobamos un plan de formación

para los seminarios españoles.

Entre otras cosas, sino por el modelo de formación

la doctrina no cambia.

Lo que sí que cambia son las actitudes.

Y ahora, pues se valora mucho más la dimensión pastoral,

la dimensión espiritual.

"Mis compañeros de universidad no lo han entendido, muchas veces.

Yo estuve un año haciendo carrera y cuando contaba,

pues era algo que desconcertaba un poco,

pero, siempre con mucho respeto".

"Principalmente porque es algo que impacta ahí

y que llama a algo profundo que hay detrás

y la gente está sedienta de algo más.

Busca una radicalidad, un volver a la raíz de las cosas,

que se ha perdido".

"Te compromete para toda la vida.

Eso en general es difícil, no?

También hoy en día, por ejemplo,

el matrimonio no es un matrimonio para siempre y tal,

pues también cuesta.

Parece que la gente tiene miedo a planteárselo,

no se lo quiere plantear o piensa que es un ideal inalcanzable".

Estos jóvenes, ¿son una isla en un océano?

Según el último estudio de laicidad de la Fundación Ferrer i Guardia,

más de un 60 % de los chicas y chicas entre 18 y 34 años

no se consideran religiosos.

Lo que no deja de aumentar son los alumnos de todas las edades,

incluso universitarios, que estudian en centros católicos.

También aumenta y a buen ritmo

el porcentaje de los que se suman a retiros como los de Effetá

y movimientos como el camino neocatecumenal o Hakuna.

"Empezó con un grupo de jóvenes

que tenían trato de amistad y espiritual con don Josepe,

que es el iniciador fundador de Hakuna".

"Se empiezan a hacer charlas, adoraciones y música

y lo típico de boca-oreja o que te contagia

porque ves cómo cambia a la vida de una persona que conoces,

pues empieza a crecer y crecer y crecer".

Han llenado aforos como el palacio de Vistalegre o el Wizink.

Nació en el entorno de la Jornada Mundial de la Juventud,

hace 10 años.

Es una asociación privada de fieles.

Empezó siendo español,

pero se ha extendido a casi todo el mundo.

Uno de sus lugares de encuentro es un convento,

que se estaba cerrando, y ahora está lleno,

en un municipio acomodado de Madrid,

donde sorprende la sencilla elegancia de sus capillas

y hasta de su virgen:

una escultura blanca de resina y polvo de mármol.

Jóvenes de estatus muy parecido unidos en la Hora Santa.

"Bueno, gente de todo tipo.

De toda clase, de toda condición.

Arrodillados delante de Jesús.

Y ahí, en ese silencio, Dios hace todo.

Vienen historias de todo tipo.

Gente que no creía en nada y dice: Yo no sé que ocurre aquí,

pero yo aquí, de rodillas, siento una paz,

siento algo especial.

Dios me está revelando".

Ellos creen que en España y en el mundo en general hay crisis,

crisis de fe, pero, también que sin crisis no hay crecimiento.

"Por eso te digo que yo la crisis, aunque sean números alarmantes

y que no dejas de decir qué pena, no?

Porque seguro que es gente.

Pero, yo detrás de una persona que dice yo no soy católico,

veo mucha sed".

"Dios está haciendo nuevo todo y es una maravilla.

Estamos formando parte de eso, de esa renovación, de ese vivir,

de ese volver a la raíz".

La juventud es clave en la presencia,

influencia y evolución de la Iglesia Católica en España.

Una iglesia con varias caras y muchos matices

que lucha por no llegar a ser indiferente.

Así terminamos.

Informe semanal - La fe en España, ¿menos es más?

Comprender. Mirar y mirarse. Aceptar y aceptarse. No siempre es fácil. Porque el miedo paraliza. "El miedo nos roba la paz. Pensamos que es un muro gigante que no podremos cruzar. Pero cuando lo saltas, descubres que estás mejor. Te liberas de unas cadenas que llevabas toda la vida arrastrando", reflexiona Páramo. Y seguramente sin ser consciente de ellas.

"Somos esclavos de la tecnología y del qué dirán. Pero ser valiente es atreverse a mirarse de frente y adentro. No es egoísta cuidar de uno mismo. Todo lo contrario", subraya. Aunque cueste y aunque no sea siempre sencillo, es fundamental. "Hoy en día lo progre y lo moderno es amar al que es diferente a ti", dice. Pero siempre incluyéndote.