Alternativas a la concepción antropocéntrica del mundo, en la Bienal de Helsinki 2025

- Para su tercera edición la Bienal de Helsinki ha reunido proyectos protagonizados exclusivamente por agentes no humanos
- ‘Metrópolis’ recorre este pionero proyecto en el capítulo que se emite el lunes 7 de julio a partir de la 01.30 h en La 2


La preocupación por la degradación del medioambiente ha estado presente en la producción artística contemporánea desde la aparición de las primeras obras de temática ecologista en los años 80. Pero es a lo largo de la pasada década cuando, en paralelo a la agudización de la crisis climática, esa presencia crece de forma exponencial con proyectos que denuncian el abuso extractivista y advierten de sus efectos sobre la vida en el planeta. A estos se han sumado, en años recientes, una serie de trabajos sumamente imaginativos y especulativos de artistas que optan por la proyección de otros futuros posibles, probablemente mucho más productiva que las visiones distópicas paralizantes que dominan la cobertura mediática del problema.
Este nuevo optimismo climático es uno de los ejes centrales de la actual Bienal de Helsinki que se celebra hasta el 21 de septiembre en tres espacios emblemáticos de la capital finlandesa. Vallisaari, una isla de prolongado uso militar, deshabitada desde principios de los años 90, es la sede principal y fuente de inspiración para Kati Kivinen y Blanca de la Torre que, bajo el título ‘Refugio’, han concebido una bienal centrada en la interdependencia ecológica de agentes humanos y no humanos. En su pionero proyecto, las 57 obras de 37 artistas internacionales están protagonizadas por agentes no humanos, ofreciendo al visitante múltiples perspectivas alternativas a nuestra concepción antropocéntrica del mundo.
Instalación textil de Aluaiy Kaumakan.
Las dos comisarias inciden también sobre su función de narradoras que recogen y ponen en relación las narrativas empleadas por los artistas para proyectar esos nuevos mundos posibles. Éstas se nutren tanto de descubrimientos y especulaciones científicas como de mitologías y cosmogonías de distintas culturas en torno a los agentes no humanos. La estrategia de convocar a dos comisarías procedentes de ámbitos culturales diferentes ha resultado, en esta Bienal de Helsinki, en un vivo y enriquecedor diálogo entre Norte y Sur. En otro plano, la producción del evento se ha regido por un plan de sostenibilidad concordante tanto con su enfoque temático como con la agenda ecológica de la ciudad.
En la isla
Instaladas en los puntos de llegada y salida del ferry, las obras de Pia Sirén y Olafur Eliasson reflejan el paisaje natural de la isla con herramientas y técnicas desarrolladas y empleadas por el ser humano. La agencia de este, ya de por sí camuflada por su objetivo militar, después de varias décadas de abandono, se ha vuelto meramente residual. Gracias a este abandono, Vallissari ha desarrollado su propio ecosistema, convirtiéndola en la isla de mayor biodiversidad el archipiélago.
Artistas como Paul Rosero Contreras o el colectivo nabbteeri visualizan la conversión de una batería de artillería y una escuela, en hábitats de agentes no humanos; en las orillas de la isla, Tue Greenfort y Sara Bjarland han depositado reproducciones de cangrejos herradura y de delfines para recordar el gran número de especies amenazadas de extinción; y el colectivo Band of Weeds ofrece un réquiem para árboles basado en datos reunidos por la Universidad de Helsinki sobre el estrés provocado en un bosque industrial por la talla de la mitad de los árboles.
Obra de Paul Rosero Contreras
Las plantas son también tema central de las obras de Ana Teresa Barboza, que ha erigido un monumento a los árboles del mundo entretejiendo las cortezas del abedul finlandés y la yanchama amazónica; del bosque encantado creado por Juan Zamora mediante la aplicación de bioluminiscencia sobre helechos autóctonos en la batería de artillería; o del conjunto de piezas con las que LOCUS (Tanja Thorjussen y Thale Blix Fastvold) conjuran la reproducción sexual de la planta conocida como pasto marino para garantizar la supervivencia de una especie fundamental en el ecosistema del mar.
Obra de Juan Zamora
Vallisaari es también hábitat de numerosas especies de aves, a los que rinden homenaje las instalaciones escultóricas de Ernesto Neto, Teresa Traore Dahlberg o de Laura Põld que ha diseñado un refugio para pájaros compuesto de esculturas cerámicas que imitan formas vegetales como troncos de árboles y hongos. La pieza recuerda a los santuarios prehistóricos que también han inspirado la instalación sonora interactiva con troncos de árboles fosilizados de Hans Rosenström. Carola Grahn materializa en madera su interpretación como altar de ofrendas de un símbolo encontrado en un tambor sami habitualmente asociado con la deidad sami conocida como el hombre que sostiene el cosmos.
Instalación de Ernesto Neto
Las dos videoinstalaciones subterráneas de Tania Candiani sumergen al visitante en el inframundo de las raíces y los minerales acompañado de una composición sonora que sobrepasa la percepción humana; y datos sobre la toxicidad del suelo sonificados se mezclan con grabaciones de larvas en la escultura concebida, por Nomeda y Gediminas Urbonas, como plataforma de comunicación inter-especies.
En la ciudad
De vuelta a Helsinki, el céntrico y popular paseo del Parque Esplanada hace de enlace con el Helsinki Art Museum (HAM). Allí el visitante se encuentra con banderas con el alfabeto forestal creado por Katie Holten para fomentar la comprensión de realidades no humanas; los hoteles para insectos de Kalle Hamm y Dzamil Kamanger, cuyo diseño está inspirado en tapices tradicionales de Finlandia y Kurdistán; o la instalación con materiales reciclados, talismanes protectores de árboles y plantas, realizada por Geraldine Javier con escolares y residentes de Helsinki.
Obra de Regina de Miguel
El HAM recibe al visitante con una misteriosa flor sobredimensionada de Yayoi Kusama, para después confrontarlo, en una primera sala, con un conjunto de cuadros de Regina de Miguel, en los que proyecta relatos de pluriversos poblados por organismos multi-especies. En ese mismo espacio, también se puede visualizar un video de Jenni Laiti y Carl-Johan Utsi en el que evocan los lazos intrínsecos que unen al hombre con la tierra y un gran tapiz de Otobong Nkanga que refleja el ciclo de la vida y la explotación de personas y recursos naturales.
En la segunda sala se exponen una gran instalación textil de Aluaiy Kaumakan en la que invoca las tradiciones para reconectar a la comunidad Paridrayan de Taiwán, dispersada por un tifón en 2009, y varias obras de Edgar Calel inspirados en la cosmovisión del pueblo guatemalteco kaqchikel. Al final del recorrido, un mural de Marjetica Potrc proyecta, como única posibilidad de salvaguardar la vida en la Tierra, una asamblea en la que tengan voz y voto todos los pueblos y todas las especies.